No hay nada tan importante como vivir de una manera que le agrade a Dios y que enfatice en nosotros y en nuestros hijos los principios y los mandamientos de la Palabra de Dios. Cualquier cosa que sea contraria a la Palabra de Dios va a contaminar nuestras mentes de alguna forma y causar que nos confundamos acerca de lo que es en realidad bueno o malo, o aceptable o inaceptable ante los ojos de Dios.