Ana Isabel Sánchez

  • María José Cadenafez uma citaçãohá 2 anos
    Las palabras vulgares, como tú las llamas, son las víctimas habituales. Con independencia de las pruebas que existan para su inclusión, hay quienes desearían que esas palabras desaparecieran.
    Por mi parte, creo que añaden color. Una palabra vulgar, bien colocada y pronunciada con el vigor justo, expresa mucho más que su equivalente cortés
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    —¿Qué es adelgazar? —pregunté.

    —Un ideal imposible y algo de lo que no creo que tú tengas que preocuparte nunca —contestó. Después añadió—: Es cuando haces que algo sea un poco más pequeño.
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    Cerré los ojos y me imaginé a mi madre removiendo una olla de sopa. Intenté vestirla con ropa normal, pero se negó a quitarse el velo de novia que llevaba en la fotografía que había junto a la cama de mi padre. Esa foto me gustaba más que cualquier otra porque papá la miraba a ella y ella me miraba directamente a mí. «El velo terminará en la sopa», pensé y sonreí.
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    —Las familias de esos chicos son de otra forma, Esmi. Ellos no están acostumbraos a hablar de palabras, libros e historia como tú y tu padre. Algunas personas se sienten mejor si humillan un poco a los demás. Cuando seas mayor las cosas cambiarán, te lo prometo.
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    Era como si yo fuera una palabra y las cartas fueran fichas que ayudaban a definirme.
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    Sí, por favor.

    —La señorita Fernley había insistido en que Azucena preparara la sopa para el almuerzo de nuestro club. Le salió espantosa; todo el mundo lo pensó y algunos incluso lo dijeron en voz alta. Por desgracia, Azucena debió de oírlo, porque se retiró a la sede del club y se afanó en limpiar mesas que no necesitaban que las limpiaran.

    —Pobre Azucena —dije.

    —Bueno, puede que no opines lo mismo cuando escuches el resto de la historia. Si no fuera por aquella sopa tan horrible, quizá no hubieras llegado a nacer nunca.

    Sabía lo que se acercaba y contuve la respiración para escucharlo.

    —No sé muy bien cómo, tu padre consiguió terminarse su cuenco. Me quedé estupefacta, pero luego lo vi llevarse el cuenco a la cocina y pedirle a Azucena una segunda ración.

    —¿Y también se la comió?

    —Sí. Y, entre cucharada y cucharada, le hizo a Azucena una pregunta tras otra y, en un lapso de quince minutos, la cara de tu madre pasó de ser la de una chica tímida e incómoda a la de una joven segura de sí misma.

    —¿Qué le preguntó?

    —Eso no puedo decírtelo, pero, para cuando tu padre terminó de comer, era como si se conocieran de toda la vida.

    —¿Supiste que se iban a casar?

    —Bueno, recuerdo que pensé en lo afortunado que era que Harry supiera hervir un huevo, porque a Azucena nunca iba a gustarle pasar demasiado tiempo en la cocina. Así que, sí, creo que supe que se casarían.

    —Y luego nací yo y luego ella murió.

    —Sí.

    —Pero, cuando hablamos de ella, cobra vida.

    —Nunca lo olvides, Esme. Las palabras son nuestras herramientas de resurrección.
  • Hypatia Ramirezfez uma citaçãohá 2 anos
    Menstruante era «que menstrúa». Y menstruoso había significado una vez «horriblemente sucio o contaminado».

    Menstruoso. Como monstruoso. Era lo que más se acercaba a explicar cómo me sentía.
  • Liliana Villasañafez uma citaçãohá 9 meses
    Parecía algo mágico, como si todo lo que había existido y pudiera llegar a existir se hubiese almacenado entre sus paredes. Había libros apilados sobre todas las superficies. Diccionarios antiguos, historias y cuentos de antaño atestaban las estanterías que separaban un escritorio de otro o creaban un rincón para una silla.
  • María José Cadenafez uma citaçãohá 2 anos
    Nuestro pensamiento estaba limitado por la convención —el dictador más sutil pero opresivo—
  • María José Cadenafez uma citaçãohá 2 anos
    El mundo no es como el scripi, Esmi. Las palabras no andan por ahí tirás esperando a que una chica con las manos largas las recoja.
    Se volvió y me dedicó una sonrisa tranquilizadora.
    —Ese es justo el problema, Lizzie. Estoy convencida de que hay un montón de palabras maravillosas volando por ahí que nunca se han escrito en un papel. Quiero anotarlas.
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