Casi cualquier joven estudiante universitario puede dedicarse a investigar y terminar convertido en un acomodado profesor de ciencia con un saneado salario en una acogedora facultad. Pero retroceda usted a la época de Leeuwenhoek, hace doscientos cincuenta años, e imagínese, recién terminada la enseñanza secundaria, listo para elegir una carrera, deseando saber…