Katy Evans

Y aunque todo el mundo grita su nombre, sus ojos se fijan en mí y todo mi cuerpo comienza a desearlo.

Dios.

Es un puto Dios del sexo. Y me excita.

Siento la forma de sus abdominales bajo su camiseta y mis nervios arden cuando vuelve a introducir las yemas de sus largos y fuertes dedos bajo mi camiseta

¿El corazón es el único que ama? ¿O se ama con el alma, que es infinita?

Yo me he roto en pedazos, y he logrado recomponerme.

Lo único que tengo en mi mente esta noche es el demonio de ojos azules que puso sus labios sobre los míos.

dirige su mirada hacia mí. Sus penetrantes ojos azules chocan contra los míos

Sin embargo, cuanto más tiempo pasamos juntos, más me confunde.

Cualquier forma de reproducción, distribución,

empieza a dar su vuelta, lenta y arrogante, con la que parece decir «Si, sé que todas queréis follarme».

—¿A quién le importa lo que griten si estoy loco por ti?

Pof. Eso es lo que ha hecho mi corazón.