Este libro está escrito pensando en ti.
Crecimos creyendo que ser buena persona significaba complacer, ceder, aguantar y sonreír aunque por dentro estemos explotando. Nos dijeron que decir lo que pensamos podía herir a los demás, pero rara vez nos hablaron del daño silencioso que nos hacemos cuando nos callamos. Y ahí vamos, acumulando “pequeños sacrificios” que, con el tiempo, se convierten en resentimiento, cansancio emocional y una vida que ya no sentimos como nuestra.
Pero hay algo que a muchas se nos olvida: cuidarnos no es egoísmo, es responsabilidad. Poner límites no es ser mala persona, es ser honesta. Soltar lo que ya no vibra contigo no es fracaso, es madurez emocional