Pero esta frase «Yo es otro» impacta no solo porque, inscribiéndose en la continuidad del humanismo europeo, afirma la idea de que el yo puede contener a otro o a otros, sino que, además, profesa una concepción original de la existencia que consistiría en afirmar que el sujeto no gobierna el yo que vive en él. De alguna manera, esta fórmula poética estaría aseverando que el sujeto humano (el yo) no se limita al yo consciente, sino que existe en el espíritu del individuo toda una serie de fuerzas y de ideas que escapan al control de la razón y de su conciencia, y que finalmente no tienen nada que ver con la representación consciente que el sujeto tiene de su propia persona. Si tal como afirma Rimbaud yo es otro, entonces el yo de alguna manera es un desconocido.