los sistemas literarios y culturales son elementos dinámicos y complejos que conviven (e interactúan) entre sí en equilibrios más o menos estables en los que se intercambia energía, a menudo en un sentido y no en otro, y no siempre somos conscientes de ese hecho ni lo tenemos en cuenta, ni se hace el esfuerzo de analizar (al modo de los científicos) tal convivencia, sus implicaciones y consecuencias.