Porque si hay algo que aprendí es que el sistema busca aislarnos, hacernos sentir las locas exageradas, convencernos de que somos las únicas que viven violencia y de que seremos siempre las marginadas e incomprendidas. Cuando una rompe con esa idea, logra enmarcar su vivencia en un orden social, y al caerse la venda de los ojos descubrimos las salidas colectivas al horror que atravesamos en soledad.