Jesús Ferro Bayona

mi convicción de que el pensamiento más profundo se genera y crece al amparo del lenguaje poético

Nietzsche se manifiesta como el intempestivo y descubre la incompatibilidad de ser al mismo tiempo el pensador privado y el profesor público. Poco a poco fue perdiendo su admiración por Wagner, y en su lugar va naciendo una antipatía tan violenta que llegó a considerar su antigua pasión por el dios como una «neurosis.»

Nietzsche empieza a interesarse cada vez más en las ciencias positivas, en la física, en la biología, en la medicina. Su salud se ha ido deteriorando: tiene permanentes dolores de cabeza y de estómago, problemas de visión, dificultades para hablar.

Después de haber escrito Humano, demasiado humano (1878), Nietzsche prosiguió su tarea de crítica total en El viajero y su sombra (1879), añadido a la obra anterior, Aurora (1880 y publicada en 1881) que tiene el subtítulo: «Pensamientos sobre los prejuicios morales.»

Con Zaratustra, lleva la crítica a un nivel que no había alcanzado antes: logra plasmar su proyecto de una «transmutación de los valores», superando las tendencias decadentes y nihilistas de la cultura y la filosofía para obtener una obra que es afirmación creadora de los valores nuevos en torno al Eterno Retorno y al Superhombre.

Nietzsche piensa que él es Dioniso, el dios de la mitología griega, y Lou Salomé, Ariadna, que es la hija de Minos y Pasifae en la misma mitología.

Había terminado, un poco antes, la primera parte de Así hablaba Zaratustra que se publica ese mismo año. Durante el verano, en medio de fuertes contradicciones con su hermana Elisabeth, que se casa con Foerster, un wagneriano y antisemita, nacionalista prusiano y con quien se irá, en 1885, a vivir al Paraguay a fundar una colonia de pura raza aria, Nietzsche escribe la segunda parte de Así hablaba Zaratustra, que se pública ese mismo año.

El 25 de agosto de 1900 muere Federico Nietzsche en Weimar.

En ese sentido Elisabeth contribuyó a organizar la obra de su hermano, pero para la historia queda la constancia de que fue ella quien puso el pensamiento de Nietzsche al servicio del nacional-socialismo: el 15 de octubre de 1934, en Weimar, estando viva aún Elisabeth y con su consentimiento, Hitler preside la solemne celebración del 90 aniversario del nacimiento de Nietzsche. Al año siguiente, murió Elisabeth pero dejaba para la historia el signo de un equívoco en el que se ligaba la obra de Nietzsche a las pretensiones del nacional-socialismo con todas las consecuencias funestas que vivió la humanidad en la segunda guerra mundial.

La injusticia impuesta a las palabras se caracteriza por una reducción piramidal que separa las castas y las jerarquías, que universaliza, que arranca de la diferencia: «