Concha Cardeñoso Saenz de Miera

  • Berenice Torresfez uma citaçãohá 2 anos
    Lo entendió. Comprendió que todo tiene su precio. Y que el precio siempre es demasiado caro.
  • Cristinafez uma citaçãohá 2 anos
    Pero a la vieja, que dormía como una fruta podrida caída del árbol, sobre todo la vigilaba. Porque Margarida quería estar ahí cuando Bernadeta se muriera. Quería verlo. Quería ver cómo se le negaban la salvación y la gracia divina por haber andado tantas veces con el diablo.
  • Mitzi Camposfez uma citaçãohá 2 anos
    Había nacido, como todas las cosas que nacen. Pero Marta no se había muerto. Todavía. Como todas las cosas que mueren
  • Lou Lamagafez uma citaçãoano passado
    Pero entonces Margarida lo entendió. Con el corazón en un puño. La cama de sus hijos estaba vacía y las mantas, frías, y Margarida lo entendió. Sabía que, por culpa del pacto que Joana había hecho y deshecho con el diablo, a ella le faltaba un cuarto de corazón y a Blanca le faltaba la lengua. Que aquella hermana suya amarillenta que se llamaba Esperança había nacido sin hígado. Al heredero le había faltado el agujero del culo. A Esteve, una oreja, a Guilla, el nombre, a Àngela, el dolor, a Martí el Coix, medio palmo de una pierna, y a Bernadeta, las pestañas, y después entendería que a
  • Noé ✨🐞fez uma citaçãoano passado
    una vez muertos no supieron volver.
  • IA zatosfez uma citaçãoano passado
    ¡Bailaba! Como si no tuviera memoria o quisiera ahuyentarla. Como si no se acordara de lo que no quería acordarse.
  • IA zatosfez uma citaçãoano passado
    Porque, aunque no se viera, si se escuchaba atentamente se percibía; la pequeña tenía mal el corazón. Le faltaba un trozo.
  • IA zatosfez uma citaçãoano passado
    Le gustaban los dichos del amo. «Mujer peluda, al diablo ayuda», «Cuando el demonio no puede, manda a la mujer», «Cuando el diablo duda, a la mujer pregunta», «Donde no hay mujeres las lleva el diablo».
  • Cecy Hermosillofez uma citaçãohá 5 meses
    «Tengo arena, tengo arena aquí», señalándose el pecho. Y si se movía, la arena le dolía, y si se tumbaba, la arena lo ahogaba. Y Àngela realmente no entendía que una pena pudiera durar tanto.
  • Abigail Mirandafez uma citaçãohá 5 meses
    Margarida le decía, «No huyas, no te vayas». Pero él se reía. Como si hiciera una broma para sus adentros y solo él se la riera. «Las mujeres os aferráis a los sitios», respondía, «os atáis como perras. Al pasado, a las casas, a los hijos, a las cosas.» Y se iba feliz dándole la espalda. Contento de irse. Se alejaba de casa con Bou, y después, cada vez con más hombres. Y Margarida se quedaba sola con todas las cargas. Con los hijos por criar y los campos por sembrar.
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