Afirma que el empresario moderno/industrial, para poder avanzar y no descender, hace suya esta mentalidad, la cual relaciona con características personales, como son: la innovación, firmeza de carácter, una visión clara, capacidad para la acción, una extraordinaria capacidad para el trabajo, además de ciertas cualidades “éticas”. Estas características son distintas a las que se adaptaba el tradicionalismo de épocas pasadas (Weber 2003).
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