En ocasiones, cuando he tenido la fortuna de que se fijen en mí, les he oído hablar de cómo envidian la vida tranquila y relajada de los gatos. ¡Pero si podrían llevar una vida así si quisieran! Nada se lo impide. Nadie les obliga a obcecarse como lo hacen en cosas inútiles. Si están ocupados, es por culpa suya. Ellos son los que se sobrecargan de tareas que no pueden atender. Y luego, claro, se quejan de que están terriblemente ocupados. Si uno prende una hoguera, que