–Me identifico con los gordos –prosiguió–. Me identifico con los moribundos, porque tuve cáncer una vez y es probable que vuelva a tener. También he sido adicta a los analgésicos, así que me identifico con los adictos. He sido pobre, y créeme si te digo que soy capaz de comprender que alguien cometa un asesinato; el asesinato, por desgracia, no es ningún misterio para mí –siguió divagando, con los ojos recorriéndolo de arriba abajo antes de encontrarse un instante con los suyos, solo para emprender de nuevo su ciclo nervioso–. Mi capacidad de empatizar es tan abrumadora que cada vez me resulta más y más difícil andar por la calle, tener una simple interacción humana. Pero como tengo esta habilidad, esta habilidad de empatizar, me hace sentirme culpable anularla. Lo que a su vez se convierte en otro tipo de tensión casi insoportable. Incluso ahora hablando contigo estoy intentando resistirme a