Fedor Dostoiewski

Tanto, que acabé por perder el dominio de mí mismo. Una vez, incluso dos, traté a toda costa de enamorarme. Y hasta llegué a sufrir, palabra.

¡Ah, señores!, es posible que me considere inteligente en extremo por la única razón de que en mi vida no he logrado empezar ni acabar nada.

de qué puede hablar un hombre honrado con más placer?

Respuesta: de sí mismo. ¡Por lo tanto, voy a hablarles de mí mismo!