Incluso llegó a surgir cierto problema lingüístico: hasta entonces para las palabras “conductor de carro de combate”, “infante” o “tirador” no existía el género femenino, puesto que nunca antes las mujeres se habían encargado de estas tareas. El femenino de estas palabras nació allí mismo, en la guerra..
Pame Cedeñofez uma citaçãohá 3 meses
En la escuela nos enseñaban a amar la muerte. Escribíamos redacciones sobre cuánto nos gustaría entregar la vida por... Era nuestro sueño
Pame Cedeñofez uma citaçãohá 3 meses
Todo lo que sabemos de la guerra, lo sabemos por la «voz masculina». Todos somos prisioneros de las percepciones y sensaciones «masculinas». De las palabras «masculinas». Las mujeres mientras tanto guardan silencio.
Pame Cedeñofez uma citaçãohá 3 meses
Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras.
Pame Cedeñofez uma citaçãohá 3 meses
Los recuerdos no son un relato apasionado o impasible de la realidad desaparecida, son el renacimiento del pasado, cuando el tiempo vuelve a suceder. Recordar es, sobre todo, un acto creativo.
Noemí Nava.fez uma citaçãohá 2 anos
Al principio nos escondíamos, ni siquiera enseñábamos nuestras condecoraciones. Los hombres se las ponían, las mujeres no. Los hombres eran los vencedores, los héroes; los novios habían hecho la guerra, pero a nosotras nos miraban con otros ojos.
Noemí Nava.fez uma citaçãohá 2 anos
Porque en el frente el trato que nos habían dado los hombres era formidable, siempre nos protegían. En la vida normal nunca he vuelto a ver por su parte un trato similar
Noemí Nava.fez uma citaçãohá 2 anos
A ver si me explico: recordar asusta, pero no recordar es aún más terrible
Noemí Nava.fez uma citaçãohá 2 anos
Oí la palabra: “¡Guerra!”. Y pensé: “¿Qué guerra si mañana tengo un examen? El examen era lo más importante. ¿Qué guerra?”.
Noemí Nava.fez uma citaçãohá 2 anos
Me encuentro ante las lágrimas vivas, ante los sentimientos vivos. Ante un rostro humano real, al que durante la conversación recorren sombras de miedo y de dolor. A veces incluso surge ese subversivo pensamiento sobre la escurridiza belleza del sufrimiento.
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