curioso pensar que los objetos puedan ser un medio para curar o reconciliarse con la soledad y la pérdida, o con el daño acumulado en las relaciones de cercanía, con las heridas inevitables cuando las personas se enredan unas con otras. Es curioso, y, sin embargo, cuanto más lo pensaba, más lo veía en todas partes. La gente hace cosas —arte u objetos semejantes al arte— para expresar su necesidad de contacto o el miedo que le despierta; hace objetos para reconciliarse con la vergüenza, con el dolor. Hace objetos para desnudarse, examinar sus cicatrices, y también para resistir la opresión, para crear un espacio en el que pueda desenvolverse con libertad. El arte no tiene por qué desempeñar una función reparadora, y tampo