Federico Navarrete

los hombres nunca olvidemos que nada en esta tierra dura para siempre, que el destino nos alcanza a todos.

utilizaban la palabra “indio” como un insulto, lo que implica que la dimensión racial tenía un peso particular en su imaginario, o más bien en la total falta de imaginación con que regurgitaban los prejuicios sociales, pese a la educación marxista y activa que recibían.

Los demás tipos físicos mexicanos (negros, chinos, etc.) no existen siquiera o son presentados como extranjeros.

este racismo cotidiano es más implacable porque ni siquiera lo reconocemos como parte de un sistema social discriminatorio, sustentado por los medios de comunicación y la publicidad, anclado en las representaciones de la cultura de consumo global

la imagen que tenemos de nosotros mismos

la identidad nacionalista chicana nos parece demasiado mexicana, mientras que nosotros, mientras más sofisticados nos creemos, más cosmopolitas nos imaginamos.

Si México es uno de los grandes “expulsores” de emigrantes a nivel mundial, es precisamente por la injusticia de su sociedad, y eso no es ningún mérito.

una parte inevitable del orden natural del mundo.

nuestra sociedad considera permisible, divertida e incluso encomiable la utilización de términos despreciativos y estereotipos denigrantes hacia quienes son diferentes.

Una élite que considera cualquier crítica a sus privilegios, al monopolio que trata de ejercer sobre la opinión pública, un asalto a la civilización y un atentado a la libertad.