Casi cinco años! Incluso aquella tarde debió existir algún momento en el que Daisy no estuviera a la altura de sus sueños; y no por culpa de ella, sino debido a la colosal vitalidad de la ilusión de él. Aquello la superaba a ella, lo superaba todo. Se había entregado a su sueño con tal pasión creativa que lo había aumentado sin descanso y engalanado con cuanta pluma de colores el viento había llevado hasta él. Por mucha que sea la pasión o la lozanía no es fácil superar aquello que un hombre es capaz de almacenar en su corazón dado a la quimera.