El que es inteligente no aspira al placer, sino a la ausencia de dolor», Aristóteles, Ética a Nicómaco, VII, 11, 1152 b 15]. Entendemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo conseguimos, sabremos apreciarlo y nos cuidaremos bien de no echarlo a perder anhelando sin cesar alegrías imaginarias o angustiándonos por un futuro siempre incierto, que, por mucho que peleemos, está por completo en manos del destino. Sobre esta cuestión: ¿por qué habría de ser una locura estar siempre preocupándose de disfrutar en lo posible el presente, lo único seguro, en cuanto que toda la vida no es más que un pedazo algo mayor del presente y, como tal, completamente pasajera? Véase al respecto la regla número 14.