La primera frase de una novela debe contener algo de la energía de un grito inconsciente que provoca una avalancha. Debe ser la chispa que provoca una reacción en cadena... Por eso, la primera frase nunca es inocente. Contiene, en germen, todo el relato, toda la trama. La primera frase es como un embrión repleto de posibilidades, como un espermatozoide afortunado, si se me permite la comparación... Ja, ja...