Lucy Caldwell

Es como si las cosas fueran menos importantes y, como son menos importantes, se hacen más llevaderas

el dolor y la angustia, la ternura y la alegría

Ahora mismo nadie se siente bien o feliz.

Colgó en clase pósteres de Emmanuelle Béart, Catherine Deneuve y Soledad Miranda de jóvenes, y prestaba películas de Pedro Almodóvar a las alumnas de primero de secundaria.

­versas obras de teatro y dramas radiofónicos

Aquí estamos, piensa con amargura, el 8 de abril de 1941, el pináculo de la autodenominada civilización occidental, escondidos en un armarito minúsculo bajo las escaleras mientras el mundo se acaba alrededor de nosotros.

Forster de novela, entre muchos otros.

, Emma y Audrey —prometida una y en una relación secreta con otra mujer la segunda—, el lector será testigo de los momentos más duros del bombardeo nazi sobre Belfast. Con ellas vivirá y hará frente a la adversidad de una ciudad perdida, pero en la que, pese a todo, siempre latió la esperanza de una vida

Ahora mismo nadie se siente bien o feliz. En tiempos de guerra nadie escapa a la ilusión de que cuando esta acabe todo volverá a ser igual y uno volverá a tener la misma edad que al empezar y podrá reemprender las cosas justo en el punto en que las dejó. Pero el templo de Jano tiene dos puertas, y tanto la de la guerra como la de la paz tienen claramente grabado «No hay vuelta atrás». Y los muertos no están más irrevocablemente muertos que los vivos están irrevocablemente vivos