Sidonie-Gabrielle Colette

Tuve la suerte inmensa (mucho más inmensa que nacer con dinero, un poco menos inmensa que sentirse querido de pequeño) de nacer en una casa llena de libros

Todos los libros buenos arrastran a otros libros y se enlazan con ellos formando un historia que acaba siendo nuestra historia.

Me cambió la vida en los dos sentidos que valen la pena: por un lado me abrió un mundo nuevo, por el otro se convirtió en un refugio seguro

«¿Reflexionar sobre qué? No se reflexiona antes de cometer una tontería; lo peor es que se reflexiona después de cometerlas.»

Ya no sé qué es lo conveniente o inconveniente entre nosotros... ¿Qué haría si me escuchara a mí misma...?»

Estas tres ramas tan bonitas en el jarrón gris...» Soltó la rama y dejó, desalentada, vivir a las flores

Sí –cortó Alice–. Como decía en el otro mundo el individuo atropellado por un autobús: «Si al menos hubiera sido un Rolls.»

–No te arriesgues nunca a decidir lo que enorgullece o deja de enorgullecer a una mujer, Michel.

Tú te sientes mal aquí. Pero no veo por qué ibas a sentirte bien. ¿Por qué ibas a sentirte bien, tú que no lo mereces?

–Porque lo deseo

Es curioso constatar que, cuando las mujeres adoptan una costumbre masculina, la adoptan con todo cuanto conlleva de negligencia y a menudo de fealdad.