Son niños que salen de la arena en días de mucho viento. Es lo único que pueden hacer, gritar de esa manera. Gritan y gritan, y después se mueren. Nunca logran salir de aquí, nadie sabe que están aquí.
—¿No sufren?
—Los niños solo gritan.
—Tienen una voz bonita —respondí suavemente, y tomé aire.