Yo reivindico que las mujeres creemos una genealogía propia. Es necesario retar las convenciones y crear un nuevo discurso. Es preciso quitarle el María a Pandora, a Eva, a Helena, a Dalila, a Lucrecia… Rescatar sus nombres a secas, eliminando las cargas de servidumbre que transmiten la tradición religiosa y la oscura tradición patriarcal.