Emily Austin

Siento cómo el latido se me acelera por momentos.
Mis costillas son una jaula y mi corazón, un pájaro en llamas.

El hecho de que sea capaz de andar por ahí sin que me aplaste el peso psicológico de estar viva demuestra que soy una estafadora. ¿Pero es que no somos todos estafadores?

Creo que soy una impostora. Hace veintisiete años era un bebé. Antes de eso, un grupito de células. Y antes de eso, no existía. ¿Cómo voy a ser dependienta de una librería, o católica, o mujer, o persona? Soy una fuerza vital contenida en el cuerpo deformado de un bebé. Cómo no voy a ser un fraude

Sí, y eso significa que los vertederos están repletos de pañales no reciclables de bebés que ya han crecido y han muerto.
—Vaya —contesta en voz baja—. Qué horror, ¿no?
Asiento.
—La basura dura más que la gente

Miro las molduras que bordean la habitación y me pregunto quién más habrá vivido aquí. Pienso en cómo serían sus vidas. Me pregunto en qué pensarían cuando miraban este mismo techo. Me pregunto cuánto tiempo durará este edificio, y quién ocupará este mismo lugar en el futuro

—¿Me he caído?
—No. Tranquila.
—No puedo.
—Cálmate.
—¡Ojalá pudiera! —grito

veces me obsesiono con lo asqueroso que es el ser humano. Pienso en que hacemos cosas como tirar basura o inventar bombas nucleares. Pienso en el racismo, la guerra, las violaciones, la pederastia y el cambio climático. Pienso en lo repugnante que es la gente. Pienso en los baños públicos, los sobacos y sobre todo en las manos sucias de todo el mundo. Pienso en cómo se extienden las infecciones y las enfermedades. Pienso en que todos los seres humanos tienen culo, y eso me parece asqueroso.

Otras veces me fijo en lo entrañable que es la gente. Dormimos en superficies blandas; nos gusta estar calentitos. Cuando veo a gatos acurrucados en cojines me da mucha ternura; también somos así. Nos gustan las galletitas y las flores. Nos ponemos mitones y gorros. Vamos a ver a nuestra familia aunque seamos muy viejos. Nos gusta tener perros. Nos reímos; hacemos sonidos involuntarios cuando algo nos hace gracia. La risa es adorable, si lo piensas

Si descubriéramos algún otro animal que creara una infraestructura por si alguno de sus compañeritos animales se pone enfermo, a todos nos fliparía y nos conmovería muchísimo

Suelo mostrarme como una persona risueña porque la gente lo prefiere. No le voy a alegrar el día a nadie si voy por ahí haciendo muecas mientras me quemo