Al final del siglo XX, la violencia contra las mujeres constituía un rasgo distintivo de la sociedad juarense. En aquella frontera, el delito de violación solía centrarse en ellas, pero afectaba también a los hombres.
Entre 1996 y 1999, un 20% de las víctimas fueron varones. La mayor parte de estas víctimas de delitos sexuales eran menores de 10 años, y los victimarios el padre o el padrastro, en familias deshechas, pobres, carentes de educación básica.