Silvia Aliaga

antes, ¿todavía no has renunciado a lo del Príncipe Azul?

«Debería hacerlo, dadas las circunstancias», pensó para sus adentros, pero no pudo contener una sonrisita.

—Eso jamás.

Cuando os vayáis, tenéis que llevaros también a Young.

Así que lo siento mucho, Jay, pero no me voy a ninguna parte. No sin Alex.

desde que nos conocemos, nos ha pasado un poco como a don Quijote y Sancho Panza: tú te has vuelto más realista y yo, menos gilipollas.

veces perdemos el norte con estupideces y dejamos que se escapen de nuestras manos las cosas que sí son valiosas, sin darnos cuenta de que la vida es demasiado corta para eso.

Muchas veces simplemente consiste en eso: naces, creces, abandonas el instituto antes de tiempo, consigues un trabajo a media jornada en un centro comercial y a los diecinueve años te atropella un autobús.

hacerse una sesión de fotos en la catedral.

Después de eso fue al único Starbucks de Gloucester y pidió un té matcha con leche de soja.

Un matcha