A cada uno será su cuerpo la medida de los haberes, así como el pie lo es del zapato. Si estás en esto, guardarás medida: pero si lo traspasas, necesariamente serás llevado como en precipicio. Ejemplo sea el mismo zapato. Si atiendes a otra cosa como guardar el pie, te harás zapatos dorados, luego purpúreos, y después pespuntados o bordados. Una vez excedido el modo, ya no hay límites.