Por regla general, en el centro del altar se pone una imagen del Dios o de la Diosa, que puede ser una estatuilla, una figura recortada y pegada sobre un cartón o simplemente un símbolo. Detrás de esta imagen se sitúan los símbolos de los cuatro elementos de la naturaleza: tierra (o sal), agua, aire y fuego. Tanto la tierra como el agua se pueden poner en un vaso o en algún otro recipiente de cristal. Se desaconseja el uso de materiales plásticos porque no son productos naturales, pero la cerámica, la madera o el metal resultan, en cambio, ideales. El aire y el fuego se simbolizan respectivamente mediante un bastoncito de incienso o un difusor de esencias y una vela