qué hacer con aquellos que rechazaban abiertamente el culto anglicano? Lo habitual entonces —corría el año 1666, con Carlos II restaurado en el trono— era que los disidentes sufriesen una fuerte represión, cuando no la tortura y la misma muerte. Locke se mostró inicialmente dubitativo sobre el asunto hasta que trabó amistad con Lord Anthony Ashley Cooper, posteriormente nombrado conde de Shaftesbury, uno de los principales inspiradores del partido Whig, principal opositor al conservadurismo monárquico (Tories), quien le convenció de la necesidad de la defensa de la libertad religiosa en Inglaterra. A partir de aquí, John Locke da rienda suelta a su talento natural y se convierte en paladín de la libertad