Sam León

Sicut pulchellus sicut caelo

Me tomó mucho tiempo aceptar que no puedes detener a alguien de hacer lo que su corazón le dicta solo porque no eres capaz de entenderlo.

Porque en su nombre lleva la condena, la traición y el poder de acabar con todo.

realmente hubo un demonio rondando nuestras vidas. Un demonio con el alma de un guerrero. Uno capaz de darlo todo por alguien.

«Déjalo ir», susurra una voz dentro de mi cabeza. «Déjalo ir, Bess»

a pesar de todo eso, una parte de mí aún espera que un milagro suceda.

solo quiero que sepas que eres la cosa más bonita que he visto en mi vida.

Y entonces, llegó...
Tan arrollador y abrumador como el más poderoso de los huracanes.
Tan intenso como el primer amor.
Tan demoledor como el último.
El ángel vino en forma de bestia y vino a salvarme.
Quizás… —solo quizás— vino a acabar conmigo.

Sabe a menta y canela. Sabe a fuerza y vitalidad. Sabe a seguridad y paz. Sabe a todo eso que se me ha negado y que siempre he querido.

Estoy bastante segura de que no soy un ángel. Es él quien lo es y necesito hacer que se dé cuenta de eso.