Para ello, las narraciones buscan: crear un nuevo el marco interpretativo (que altere los valores y las reglas de las narraciones vigentes: “No es una crisis, es un atraco”); señalar al oponente destacando los atributos que se combaten (“Tu Botín, mi crisis”, haciendo un juego de palabras con el nombre del presidente del Banco de Santander; “No hay pan para tanto chorizo”, en alusión a la corrupción de los políticos o, contra el conformismo o silencio de los medios: “The €nd$ justify the media” o “Apaga la tele, toma la calle”); enfatizar los daños; romper las legitimidades (“No nos representan”) y responder a las narraciones de los oponentes: “No necesitamos la violencia, tenemos la razón”, “Violencia es cobrar 600 euros”, “No somos antisistemas, el sistema es antinosotros” o “200 diputados no pueden poner patas arriba un país”.