Aldo Giacometti

  • Nicole Profez uma citaçãoano passado
    Pulchritudo circumdat eius.
  • luz747064fez uma citaçãoano passado
    Correr por fuera, persiguiendo pájaros que nunca conseguía atrapar, había perdido su encanto hacía ya varios veranos y ahora el señor Boingo pasaba la mayor parte del día durmiendo o encaramado en el alféizar de la ventana, mirando obnubilado la calle desierta.
  • Antonio D'Eramofez uma citaçãohá 9 meses
    capacidad norteamericana para crear sistemas de distribución y bocas de salida de los productos es infinita. Por eso inventaron el “bonus material” en las versiones de bolsillo: un relato o novela corta.
  • Antonio D'Eramofez uma citaçãohá 9 meses
    Valía la pena desviarse. Era un optimista, y sus planes eran flexibles.
  • Antonio D'Eramofez uma citaçãohá 9 meses
    —¿Hace cuánto que trabaja para el FBI? —dijo él.

    —¿Quién dice que trabajo para el FBI?

    —El tipo era un mafioso, ¿no? ¿Crimen organizado? Todo eso de su gente, y que me fuera de la ciudad o si no. Todas esas amenazas. Y usted tenía una reunión con él. Él le apoyó la mano para ver si había un micrófono. E imagino que encontró uno.
  • Marta Rimoldifez uma citaçãoano passado
    agencias de tres letras
  • Marta Rimoldifez uma citaçãoano passado
    área 212. Manhattan
  • silvestherserafez uma citaçãomês passado
    Esta vez no había apuro. Un hombre alto y muy delgado que llevaba un maletín de cuero rojo le echó una sonrisa maliciosa y el cuerpo se le estremeció.
  • silvestherserafez uma citaçãomês passado
    De repente, sintió que el pecho se le comprimía alrededor del corazón. Un calor abrasador le invadió el cuerpo con increíble velocidad y se le hizo un nudo en la garganta, lo cual le dificultó la respiración. La estación comenzó a dar vueltas. La visión se le llenó de círculos diminutos de luz, pero enseguida se volvieron más grandes y más brillantes hasta que lo único que pudo ver fue una luz blanca enceguecedora. Y entonces sucedió
  • silvestherserafez uma citaçãomês passado
    La puerta de entrada al departamento se abrió y entró un hombre de alrededor de cuarenta y cinco años ataviado en un traje azul decentemente adecuado con una camisa blanca y una corbata conservadora. Era alto como Garcia y estaba en buen estado físico. El hombre se detuvo por un segundo mientras sus ojos asimilaban rápidamente la escena.
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