La revolución ha de producirse en todas partes. El silencio y la vergüenza están dotados de una dimensión añadida cuando se combinan con la pobreza. Pero para todas nosotras el silencio significa que se nos negarán nuestros derechos. Nuestros cuerpos colisionan con una sociedad que no reconoce cómo funcionan y tampoco, por lo tanto, que existen.