Carta de amor de Emily Dickinson a Susan Gilbert

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Sue. Susie. Dollie. Daisy. June. Hermana. Esos son algunos de los apodos que usaba Emily Dickinson para nombrar a Susan Gilbert. Y así también encabezaba algunas de las cientos de cartas que le mandó a lo largo de su vida. La notable poeta estadounidense mantuvo una relación de más de 40 años con la también escritora y viajera. Fueron amigas en la adolescencia, amantes y, por cierto, también cuñadas. Porque Gilbert estaba casada con el hermano de Dickinson.

La influencia de Gilbert fue decisiva en la obra de Dickinson. Un vínculo ocultado durante mucho tiempo, pero que permite conocer la personalidad de la poeta y también a una de sus musas inspiradoras. De los más de 1700 poemas de su obra, hay unos 300 dirigidos a Susan, además de una obra epistolar magnífica, que casi no se detuvo a lo largo de su vida. En esta carta, le describe escenas de entre casa con gran belleza, le dice que la extraña y le declara su amor. “Hay algo en tu nombre que llena mi corazón por completo”, se confiesa. Lee la actriz Irene Almus.

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Están limpiando la casa hoy, Susie, y he hecho un rápido bosquejo de mi cuarto, donde con afecto, y contigo, yo pasaré esta mi hora preciosa, la más preciosa de todas las horas que marcan los días al vuelo, y el día tan querido, que por él cambiaría todo, y tan pronto como pase, suspiraré otra vez por él. No puedo creer, Susie querida, que casi he permanecido sin tí un año entero; el tiempo parece a veces corto, y mi recuerdo de ti caliente como si te hubieras ido ayer, y otras veces si los años y los años recorrieran su camino silencioso, el tiempo parecería menos largo. Y ahora como pronto te tendré, te sostendré en mis brazos; perdonarás las lágrimas, Susie, acuden tan felices que no está en mi corazón reprenderlas y enviarlas a casa.

No sé por qué es -pero hay algo en tu nombre, ahora estás tomando de mí, que llena mi corazón por completo, y mi ojo, también. No es que mencionarlo me aflija, no, Susie, pero pienso en cada "sitio soleado" donde nos hemos sentado juntos, y no sea que no haya no más; conjeturo que ese recuerdo me hace llorar. Mattie estuvo aquí la tarde pasada, y nos sentamos en la piedra de la puerta delantera, y hablamos de vida y de amor, y susurramos nuestras suposiciones infantiles sobre tales cosas dichosas - la tarde se fue tan pronto, y caminé a casa con Mattie debajo de la luna silenciosa, y sólo faltabas tú, y el cielo. Tú no viniste, querida, pero un poquito de cielo sí , o eso nos pareció a, pues caminamos de un lado a otro y nos preguntábamos si ese gran bendición que puede ser nuestra alguna vez, se concederá ahora, a alguno. ¡Esas uniones, mi Susie querida, por las cuales dos vidas son una, esta adopción dulce y extraña en donde podemos mirar, y todavía no se admite, cómo puede llenar el corazón, y hacerlos en pandilla latir violentamente, cómo nos tomará un día, y nos hará suyos, y no existiremos lejos de él, sino que quedaremos quietas y seremos felices!
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Editora
Epistolar
Série
Epistolar
Ano da publicação
2021
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